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Condenando el proceso y sus protagonistas


Hoy arranca una nueva etapa de esta historia reciente, de apenas unos 25 o 30 años que, antes que tenernos unidos, nos tiene divididos. Unos a favor y otros en contra. Las negociaciones entre gobierno y oposición en República Dominicana.

No tenemos los resultados de antemano, pero los que lo rechazan, aseguran que solo se trata de una oportunidad para que nuestros dirigentes, a quienes elegimos en 2015, se hagan de alguna cuota de poder, de dinero, de algún beneficio personal. Olvidan, con toda intención o demostrando mucha ignorancia, que otro grupo de venezolanos respetados, con dudas, con temores, decidieron apoyar la misión brindando asesoría en diversas áreas, necesarias para lograr un mínimo de los objetivos trazados por los "políticos".

También echan a un lado el apoyo que, decididamente, prestan algunos países de la región para que los venezolanos, si, los venezolanos, puedan resolver sus diferencias entre sí. Pero no es suficiente.

Estos se han dado a la tarea de condenarlos. Esgrimen, con cierta razón, el fracaso de las reuniones previas, de cómo el gobierno ganó tiempo y todos los sabemos, pero antes que seguir negociando con un gobierno tiránico, corrupto, con acusaciones que lo vinculan al narcotráfico, prefieren, están a la espera, como ocurrió hace más de dos mil años, que llegue el "mesías", el que va derrotar la tiranía, pero no desde adentro sino en buques de la armada americana, con sus famosos Marines, para que le de palo a los malos y los eche del poder.

Es poco considerado, por decir lo menos, la cantidad de adjetivos negativos que han utilizado para descalificar a los protagonistas y a esta nueva oportunidad de buscar caminos que permitan cambiar el estado de cosas a pesar de saber que quien tiene el poder, lo ejerce y abusa de él, es el gobierno. De este lado, del lado de la oposición, donde estamos todos, no lo hay, no existe poder real, fuerza. Solo la voluntad y las ganas de cambio, con todo y que el 80%, según varias encuestas, rechazan al presidente y su gobierno.

Pero no es suficiente.

La reunión en República Dominicana lo que trata, es un intento de buscar soluciones a la grave crisis que vive el país. Este tipo de negociaciones se han dado en toda la historia, muchas de ellas hasta secretas, aunque esta no lo es. Para los amigos que viven en Canadá no debería ser extraño que sea así cuando en 2015 todos quedamos sorprendidos de saber que el gobierno federal apoyó las conversaciones entre cubanos y americanos para el deshielo entre los gobiernos de estos dos países. Nadie supo nada hasta que se hizo el anuncio. Entonces, por qué la crítica.

Repetir esos adjetivos no hace más que acompañar la campaña del gobierno para dividir a la oposición, en lo que invierten mucho dinero y a la que acompañamos como mansos seguidores y repetidores.

Caer en el desprecio de personas de alto respeto y aprecio como las que asesoran, así como a nuestros dirigentes, que no son perfectos, pero han hecho lo posible por lograr un cambio, no es más que caer en la jugada de descalificar un proceso y a sus protagonistas para restarles credibilidad a los resultados que puedan obtener y debilitar, aún más, nuestra posición como opositores al gobierno.

Al final, quienes salen más perjudicados son los ciudadanos de a pie, la gente, los miles de venezolanos que deben estar pendiente de conseguir alimentos o medicinas, antes de preocuparse por las negociaciones en República Dominicana y, supuestamente, es por ellos que descalificamos el proceso y sus protagonistas.

¿Existirá alguna enfermedad llamada miopía política?

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