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Venezuela, historia y Autobús del Progreso


El pasado sábado 10 de marzo, coincidiendo con la manifestación que un numeroso grupo de venezolanos realizamos frente a la sede de la Alcaldía de la ciudad de Calgary por la no apertura, hasta hoy, del Registro Electoral en el consulado venezolano en Vancouver, se celebró, promovido por Banesco, el mayor banco privado venezolano, la cuarta edición de su prestigioso seminario “Palabras para Venezuela”. Para esta ocasión invitaron a tres ex presidentes socialistas. De Brasil, Fernando Enrique Cardoso, de Chile, Ricardo Lagos y de España, Felipe González. La propuesta: analizar el futuro del subcontinente, de nuestra América Latina o Hispana. En pocas palabras, el futuro político de nuestras queridas y recordadas naciones.

Por supuesto que hablar en Caracas de nuestro futuro político no es nada fácil sin hacer referencia a lo que está ocurriendo y ha venido ocurriendo en Venezuela con el llamado “proceso revolucionario bolivariano”, liderizado por Hugo Chávez.

¿Qué dijeron los invitados? Como muy bien lo describió el conocido periodista venezolano, Nelson Bocaranda Sardi, compartieron con los asistentes historias personales que los colocaron en momentos difíciles de sus países pero de los que salieron airosos y con bastantes lecciones aprendidas, que los hicieron cambiar substancialmente de las posiciones radicales de izquierda que alguna vez encarnaron. Compartieron sus aciertos y sus errores.” (El Universal – Runrunes - 13/03/2012).

Por supuesto, en Venezuela, las críticas y comentarios no se hicieron esperar. Por una parte, los defensores del presidente Chávez acusaron a los ex-presidentes de no tener autoridad moral para hablar de democracia, de ser coparticipes de los males que hoy nos aquejan y, por supuesto, de no conocer el verdadero sentido democrático del “proceso” venezolano. Sobre los comentarios a favor, bastaría decir que apoyaron las palabras expresadas por estas tres figuras destacadas de nuestra historia política contemporánea.

La larga referencia al seminario la hago porque me hizo recordar otra reunión de ex–presidentes celebrada en Caracas pero ya distante en el tiempo, durante el período presidencial de Jaime Lusinchi (1984-1989), en la que participaron tres de Colombia, Alfonzo López Michelsen, Julio César Turbay Ayala y Belisario Betancur Cuartas, y por Venezuela Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez y Luis Herrera Campins.

Durante esta reunión, Nelson Bocaranda Sardi le preguntó al ex–presidente López Michelsen: “presidente, qué piensa acerca de la reelección presidencial”. Él le respondió: “Nelson, en el caso de Colombia tenemos un mandato de cuatro años, si el presidente es bueno, cuatro años son muy pocos pero si el presidente no es bueno, cuatro años son demasiado”.

Pienso que tenía mucha razón en su respuesta. Nuestros países, salvo pocas excepciones y durante buena parte del siglo XX, disfrutaron poco de la alternabilidad de poder y cuando ya comenzábamos a acostumbrarnos a ella surgió la idea de la re-elección presidencial. Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú y pare de contar.

Venezuela tendrá elecciones presidenciales en octubre del presente año. Los venezolanos estamos prácticamente divididos a la mitad entre reiterar el mandato que tiene hoy día Hugo Chávez Frías o, por el contrario, girar a una alternativa distinta a la que ha gobernado Venezuela durante los últimos 13 años.

En este momento no se trata, simplemente de una discusión de alternabilidad o no. Es una discusión mucho más profunda y que tiene que ver con la forma de hacer política, de gobernar, de conducir las riendas de un país entre lo que Chávez ha llamado “socialismo del siglo XXI”, de lo cual se conocen sus resultados, y lo que Henrique Capriles, candidato electo con más de 3,7 millones de votos en unas elecciones primarias inéditas en la historia política venezolana, ha llamado “el autobús del progreso”, en donde se ofrece crear un Estado que le de gran importancia a la educación; a crear una economía fuerte y solidaria que permita disminuir la pobreza real que existe en Venezuela y abordar con seriedad el gran problema que aqueja a Venezuela, en este momento, como lo es el tema de la inseguridad personal.

Trece años no son nada en la historia política de un país que nació hace ya más de 200 años pero los años de gestión de gobierno de Hugo Chávez pesan. Han cambiado, para bien y para mal, nuestra historia. De lo bueno, rescatar en la conciencia ciudadana la responsabilidad que tenemos todos y cada uno de los venezolanos de ser coparticipes y responsables de nuestro propio futuro y no dejarlo en manos de los que hacen vida pública y política. De lo malo, el poder corrompe y si es prolongado en el tiempo corre el riesgo de convertirse en tiranía.

Venezuela está en una encrucijada. La decisión de octubre de 2012 será trascendental como nunca antes. Chávez corre el riesgo de ser derrotado. Por eso no le interesan los votos en Vancouver porque esos votos, en su gran mayoría, se montaron en el “Autobús del Progreso”.

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